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sábado, 2 de marzo de 2013

Regalo del cielo



Autora  :  Doris Sánchez

Mi tía y mi madre tenían casas en el mismo pueblo, una muy distante de la otra lo que nos permitía pedir permisos para ir de fin de semana más que para un rato, recuerdo que yo era muy traviesa, un remolino que inventaba de todo y casi siempre no era lo mejor, no recuerdo por qué pero subí por una silla hasta un armario en la habitación de mi tía o primas,  me subí encima del armario y desde allí pude ver un techo por el que decidí darme un paseo que duró menos tiempo de lo que yo esperaba, jamás imaginé que sería un falso techo de esos que colocaban en las casas de madera para evitar que se viera la unión de las misma, les daba bonita forma y pintado lucía de lo más bien, solo hice pisar el primer cuadrante y sentí que la tierra se abría bajo mis pies,

ha sido mi primer vuelo por encima de la tierra, caí desplomada en medio de una polvareda, mi tía y primas no daban crédito a lo que tenían delante de sus ojos, luego de difuminada la nube  marrón  de polvo allí estaba yo peor que una guanábana madura que caía de la mata, recuerdo que luego de la bronca de mi tía avisó a mi madre que rápidamente vino a buscarme muy avergonzada, tenía un tobillo descompuesto a lo que rápidamente se dejó ver una hinchazón que me dejó en casa varios días sin poder afincar el pie ni para ir a la escuela, yo estaba contenta por esas improvisadas vacaciones con la pena de que mi tía por su casa esos días no me quería ni ver, con toda razón, la juventud es impredecible,  ¿no se me pudo ocurrir otra cosa mejor?  Cada vez que lo recuerdo muero de risas, y cada encuentro con ellos es un largo recordar de travesuras de mi infancia, yo era la líder, ellas me secundaban y al final yo era la que recibía las broncas y los castigos, normal!! La pena es que para esos años todavía no había móviles  ni vídeos, esas imágenes de seguro habría gustado a mucha gente, por lo divertida e inesperadas que fueron.

Tía  y madrina Doña Celeste,  queridas primas, al menos os hago divertidos esos momentos para recordar, y me alegra saber que a pesar de la distancia que nos separa sigo siendo fuente de alegría para vosotros.

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