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viernes, 12 de octubre de 2012

En busca del hombre ideal


Autora   :  Doris Sánchez


Salí al monte un día y me adentré en sus estrechos  callejones,  que por momentos se anchaban para volverse a convertir en difíciles pasadizos enmarañados sobre mi cabeza que por momentos me hacían poner en cuclillas para poder avanzar, llegué a pensar en dejarlo, dar vuelta atrás pero no, eso no estaba en mis planes,  seguí avanzando mientras  del frío y niebla del amanecer dejaba una suave manta de niebla sobre los arbustos, algunos con espinas y otros con hermosas flores silvestres, intentaba mirar a lo lejos, más allá del lugar donde me encontraba pero era imposible, la gruesa capa de matorrales casi ataban mis pies y a duras penas y con mucho esfuerzo yo seguía avanzando pero hacia donde iba, pues la verdad no lo tengo muy claro, igual me dejaba llevar hacia el lado que menos dificultar tuviera para seguir dando firmes pisadas.  Hacia un lado me quedaban unas piedras de distintos tamaños y del otro   creí llegar a escuchar algo así como  el sonido del  agua  al deslizarse por una cañada o pequeña pendiente, tal vez era una fuente, algo me hacía intuir que habría un riachuelo cercano y sentí deseos de llegar hasta ella  pero  no pude porque hacia ese lado los arbustos no me dejaban avanzar por su gran espesura y humedad,  por lo que seguí siempre de frente  hasta  poder ver con  la claridad del cielo ya más despejado.  Llegué a una parte llana y ausente de toda señal de vida, ante mis ojos se extendía un mando de tierra muy seca, el silencio se hizo presente, el sol daba en mi cara y espalda,  es una pena que dejara mis lentes de sol, subí hasta la parte más alta, jadeante y sudorosa saqué un pañuelo del bolsillo trasero de mi pantalón  vaquero, lo tendí en el suelo y me recosté sobre la tierra muy seca,  entre mis manos  sujetaba una botella de agua   mojar mi frente y  saciar  un poco mi  sed,  mi corazón palpitaba aceleradamente y  justo allí, cerré mis ojos y dejé vagar mis sentimientos, mis ansias, mis insatisfacciones, mis disgustos y  cuando ya pensaba dar vuelta de regreso a la casa vino a mi mente un pensamiento  con interrogante añadido, ¿qué buscamos las mujeres en un hombre?  ese  hombre ideal cuyas facciones a veces dibujamos en nuestros pensamientos, el compañero ideal  que cambiaría nuestras vidas  de la noche a la mañana,  el que nos llenaría  de  alegrías, el que nos complemente y motive a ver todo nuestro entorno  color de rosa.    Toda mujer sueña con ese alguien en su vida,  y lo triste de todo es que muchas mujeres ya han encontrado a esa media naranja incluso la tienen a su lado durante años y ni siquiera se  dan por enteradas, otras en cambio  lo buscan incesantemente y no lo dan encontrado por más esfuerzos que hagan.   Cuando buscas generalmente no lo encuentras o lo que encuentras no es lo que deseas, te invito a mirar a tu lado, si lo tienes empieza a valorarle y si no lo tienes por favor deja de buscarlo, porque vendrá a ti sin que hagas el menor esfuerzo,  incluso te está esperando donde igual no  lo pensaste jamás.
Se  hace tarde   y debo regresar a la  casa  de campo donde  me esperan para comer,   sillas que serán ocupadas por gente que tal vez ni conozca, quizás algún invitado que tenga relación con este escrito aunque yo no espero nada en especial.  El sol ha  calentado  y  hace mucho calor, debo volver sobre mis reflectivas pisadas,  un tema tan importante como la convivencia de todo ser vivo,  la soledad, el afecto, las muestras de cariño o de amor,   ya estoy llegando casi mejor continuamos esta plática en otro momento.

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