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viernes, 23 de septiembre de 2011

Déjala volar





Autora   : Doris Sánchez



Cuando veo a mi periquito Blue encerrado en su jaula y con apenas espacio para moverse siento mucha tristeza, imagino a todas las personas que aún sintiendo ganas de expandirse como una forma de superación para lograr una mejor vida y de paso servir a la sociedad tienen el bloqueo de aquellas personas inconscientes que no se cortan ni un pelo para tronchar ilusiones.



No hay derecho a cortar las alas a quien quiere volar y más si son personas, para la superación no hay edad ni condición social, tampoco sexo ni situación económica, cuando se quiere se puede y si aparece gente que te echa una mano te hace el camino más fácil.



En algún artículo anterior he hablado de la forma y condiciones con las que afronté una carrera universitaria a una edad impensable, conté con mucha gente que iba delante mío abriendo puertas, gente que de solo escuchar mis ansias  de convertirme en una profesional se dejó contagiar y si os cuento todo lo que sucedió llorarían y reirían a carcajadas porque toda mi vida tiene esos sabores agridulce que me motivan a seguir adelante sin detenerme ni para recuperar el aliento.
 




Desde el desconocimiento como inmigrante afincada en España me quiero referir a un caso en especial María José Campanario es la inspiración para escribir este artículo, la pongo como ejemplo porque ella no ha tenido la suerte que en mi momento me favoreció, todas sus ilusiones de golpe han sido tronchadas porque la universidad que en su momento la acogió como una estudiante más ahora le ha cerrado las puertas de una manera inconstitucional, falta de respeto a un ciudadano y sobre todo obviando todo el esfuerzo que le ha costado llegar al nivel en que se encontraba cuando ha sido despedida con una justificación que acabará con toda seguridad en los Tribunales.


Si estaba imputada judicialmente me pregunto por qué la admitieron sin problemas y ahora resulta que no la consideran merecedora de tal distinción??? no la conozco más que de los comentarios de la tele que para nada me interesan, me duele que le hagan esto a una persona con ganas de superación, a una mujer que ha decidido congeniar su vida se hogar, de esposa y madre con la de unos estudios universitarios muy exigentes.



Es tan fácil ver la paja en el ojo ajeno, buscar defectos en los demás pero hacia adentro no hay tiempo para mirar, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.   Lo que haces  a alguien te puede llegar devuelta a ti y lo que desees para los demás igual se te revierte. Es muy triste ver gente que disfruta ante los problemas de los demás y si hablamos de lágrimas es como para no llorar nunca más, para no darles el gusto.



Hará pocos días un amigo escribió en mi facebook Doris gracias a ti empecé en la radio porque fuiste quien me  dio  la primera importunidad, sinceramente quedé sorprendida y agradecida ante esas palabras que me supieron a gloria porque los años pasan y olvidamos muchas cosas pero de lo que estoy totalmente segura es, que nunca olvidamos a aquellas personas que en un momento importante de nuestras vidas nos tendieron una mano, ahora no soy locutora de radio pero ese amigo ocupa un lugar y es reconocido en mi pueblo natal, es como para sentirme más que orgullosa por haber hecho algo bueno en favor de alguien que se lo merecía.



Espero que María José Campanario logre realizar sus sueños en esa u otra universidad, la felicito por ser una alumna excelente y sobre todo por enfrentar la situación con cordura aún fuera con mucho dolor.   Ojalá  que todo se resuelva de la mejor manera posible, tengo la completa seguridad de que  su familia estará muy orgullosa de ella y espero que muy pronto la tristeza que refleja su cara  en estos momentos dentro de poco tiempo forme parte de un pasado.  Que comprenda que sin querer transmitimos nuestros estados emocionales a nuestra familia y ellos comparten el sufrimiento con nosotros aún siendo niños pequeños que a veces pensamos no se enteran de nada.  Ojala que Dios ponga en ella las fuerzas y la alegría necesaria  para alcanzar  sus objetivos, que nunca renuncie a sus sueños y que si no le permiten volar  lo consiga haciendo uso de esa inteligencia innata que Dios ha puesto en cada mujer, duplicada por cinco si es madre.




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