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jueves, 23 de junio de 2011

De compras en el mercadillo







Autora .   Doris Sánchez



En muchos países  son habituales los mercadillos que se celebran en puntos estratégicos  ya sea martes, jueves o domingos en los que acude mucha gente a comprar y una gran mayoría tan solo a  mirar aunque finalmente algo llevan en las manos.

En Italia quedé encantada al ver que justo delante del edificio donde vive mi hermana  todos los domingos montan un gigantesco tenderete de cuantas cosas hermosas, unas chaquetas muy de vestir, todo a muy buen precio y ropa de calidad.

Se han dado cuenta que lo que venden en estos lugares tan del pueblo y para todos los bolsillos igual lo habremos visto en alguna tienda no tan barata y me explico, lo que podemos adquirir ahí con precios de ganga en otras tiendas conseguimos lo mismo con un precio mucho más elevado, por eso se llama mercadillos no porque lo que vendan no sea de calidad.

Esta mañana mientras luchaba con conseguir una plaza de aparcamiento frente a Hacienda para hacer ahí algunas gestiones pensé, pero es que todo el mundo deja la Declaración de la Renta para el último día y no era así, los aparcamientos frontales de Hacienda son invadidos por la mar de gente que todos los jueves visitan el Mercadillo y me dije pues ya conseguido el aparcamiento a darme una vuelta por los puestos de ventas a ver si algo pillo y claro que pillé, anillo, pulseras y una hermosa blusita blanca muy fresquita.

Los gitanos son en su mayoría los que más puestos de ventas tienen en estas ferias  que aparte de lo trabajadores que son tienen un master en ventas porque son amorosos, te hacen rebajas y sin hostigarte motivan la compra.  Las gitanas son unas mujeres muy guapas, con su enorme melena negra ahora tintadas por las tan de modas mechas, sus altos tacones y en su conjunto son mujeres que desde que las he conocido me han llamado mucho la atención, siempre tan elegantemente maquilladas.  Su casa más bien es la furgoneta, ahí cuidan a sus hijos, no es raro ver en algún puesto de venta bebes en sus cochecitos o niñas como las que vi esta mañana revoloteando alrededor de sus padres y tíos.  Son muy unidos y no miden distancias para el trabajo, van a donde tengan que ir porque es trabajo. 

Me lo pasé divinamente, he visto tantas cosas hermosas y baratas que ya me gustaría volver con mis amigas el próximo jueves.  Hay tantas maneras de votar el golpe, de darnos un respiro sin a penas gastar.  Encontré un puesto de ventas en el que había trajes para bodas y grandes fiestas, todos hermosos y a un precio bastante bueno.  En otro encontré ropa juvenil, con los colores combinados de esta temporada, pantalones finos en tela floreada, recogidos en el tobillo, muchos bikinis y trajes de baño enteros, zapatos, bolsos, ropa interior, es que nunca pude imaginar que en un mercadillo se podría conseguir alfombras individuales, de salones, para cuartos de baños, es increíble y no salía de mi asombro, mientras más caminaba más cosas raras veía, tanta gente todos buscando lo mismo, precios bajos.

Llegado el momento todos  se ponen a recoger, se  desmontan las carpas, todo se entra en furgonetas y marchan tanto los clientes como los vendedores, la policía en la distancia observando que todo esté en orden y al final de todo vuelve a ser un enorme pavimente solitario sin a penas detenernos a pensar cuanto dinero se habrá movido en apenas unas horas, el comercio es uno de los puntos fuertes de la economía de cualquier país,  ganamos todos  y tan felices y contentos hasta el próximo jueves.

En un programa de la tele una chica se vestía en un mercadillo de Madrid con tan solo 50 euros y yo estoy segura que mucha gente más también lo hará porque es una realidad, nada de invento y si quieren probarlo les invito a ir al Mercadillo  el próximo jueves, detrás de  Hacienda en Santiago de Compostela, ahí nos vemos.

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